Una cosa que sé de ti: lectura de “Cleptómanas”, de Kirsten Smith

"Cleptómanas", de Kirsten Smith.
Nube de Tinta. 2019

Quizá con el espaldarazo del cine y de las series de Netflix la literatura juvenil, especialmente la norteamericana, esté encontrando un punto alto de llegada. Pienso especialmente en autores como John Green, Stephen Chobsky o, incluso, Stephenie Meyer con su antojadiza saga sobre vampiros teen. Lo cierto es que desde hace algunos años, las series y películas juveniles encuentran gran éxito, especialmente desde la plataforma Netflix donde, quizá por comodidad, los más pibes encuentran un mercado robusto para el imaginario de sus problemáticas y deseos. 
Creo que a partir de los 2000 con series como “Popular” (1999) o “The O.C” (2003), donde los protagonistas son jóvenes colegiales yankies metidos en, al menos para el cono sur, distantes mundos que aún así nunca dejaron de parecer atractivos, el mundo de la ficción adolescente ha ido creciendo y buscando diferentes canales para el ejercicio de una historia; convertir novelas gráficas en series, convertir películas en novelas, volver series películas de los 80´y 90´como en el caso de “Scream” (2015), o incluso volver una tira naif y sesentosa en un thriller, noir, adolescente como en  el caso de “Riverdale” (2017), que recrea el mundo y los personajes del conocido cómic “Archie”.
A la autora Kirsten Smith la conocemos mejor, al menos en esta parte del mundo, por su colaboración en la escritura de películas que se han vuelto clásicos pos 90´como “Legalmente rubia” (2001), o “Diez cosas que odio de ti” (1999), incluso con “La casa de las conejitas” (2008). Sin embargo, desde hace algunos meses pudimos ver su novela, “Cleptómanas” (2013) metamorfoseada en serie. Así es como este año Netflix subió “Trinkets (Baratijas)” a la plataforma, que, si bien tiene su base en el libro del 2013, lo cierto es que se aprovecha de ciertos espacios en blanco que deja la novela para la creación de un universo traficado hacia la pantalla, o bien, propone algunos cambios muy mínimos.
La versión hispana de “Cleptómanas” fue editada recientemente por el sello Nube de tinta del grupo Random House y, lo cierto es que el libro hace honor a algunas de las más inteligentes formas de la ficción comercial juvenil.
Estructurada en tres partes que representan las tres voces de las protagonistas, “Cleptómanas” cuenta la historia de tres chicas muy diferentes que habitan en la ciudad de Portland. Tabitha, Elodie y Moe, son compañeras de secundaria, en ellas se sintetizan la chica popular y perfecta, la chica outsider que es negada por un novio secreto y la recién llegada que intenta encontrar un lugar dónde encajar en ese mundo extraño al que ha caído por antonomasia junto a su familia. A las tres, sin embargo las une un secreto; las tres son cleptómanas, gozan con el triunfo pequeño y secreto de robar “baratijas” o, más cercano a nuestra latitud, chucherías de las tiendas y los centros comerciales. En definitiva, este secreto pone a las tres en un mismo escenario y terminan compartiendo sesiones en un grupo de terapia para evitar conflictos con las justicia. Sin embargo, esta forma de encarar el problema tendrá, además de su cara compartida, una serie de problemas personales en el entorno familiar de cada una que hará la parte singular de las voces de cada personaje. Así entonces, comparten algo que las une y las hace ver iguales, pero cada una tendrá su singularidad a la hora de enfrentar los obstáculos de ser una adolescente en un sistema que comprende muy poco a los jóvenes.
Entre los amores y las conflictos algo más serios, como la separación de los padres, la pérdida de la familia, los engaños, la violencia y el intento por mantener una fachada impecable, Smith elije muy bien la voz diferenciada de cada una de las chicas y así estructura el discurso en formas distintas; la narración, la forma confesional del diario, el descargo emocional del verso. Cada una tiene una voz propia para narrar el devenir de la novela.
“Cleptómanas” es otra forma sincera de proponer un drama adolescente lleno de momentos tiernos o hilarantes. Se trata de un libro que no escatima en las oportunidades de risa, de ternura. Kirsten Smith muestra que su pluma puede está absolutamente bien entrenada para realizar crónicas ficcionadas de las inquietudes más jóvenes y todo su universo melodramático, siempre dejando espacio para la risa en medio del nubarrón. El cielo gris de Portland tiene un convite de sol para las tres chicas y podemos ser testigos de eso.

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