"Las esferas invisibles", de Diego Muzzio. Entropía. 2015 |
Después de haber escuchado a Mariana Enríquez
recomendar con enorme entusiasmo el libro “Las esferas invisibles” (Ed.
Entropía, 2015) de Diego Muzzio diciendo que se trataba de tres nouvelles que
provocaban pánico, no pude menos que hacerle caso a la chica de pluma
espeluznante y argentina e ir por el libro. No solamente se le puede creer a
Enríquez porque se trata de una de las principales referentes del terror
rioplantense, sino que además es una de las esgrimistas literarias más
importantes de la actualidad latinoamericana. En principio, fui tras las
nouvelles como un chismoso que intenta corroborar lo que ha oído al pasar y que
aún no le pertenece.
Diego Muzzio propone tres escenas largas del
Buenos Aires de la fiebre amarilla durante el Siglo XIX, a partir del paisaje
de una ciudad casi en llamas, con cadáveres apilados en las esquinas, la madera
crecida con el único fin de ser ataúd y la tierra con consciencia de recibir
más polvo, parten las tres novelas breves hacia destinos aún más
escalofriantes. Se trata de una construcción de la historia argentina a través
del tráfico gótico o terrorífico que Muzzio maneja con dos habilidades
particularmente difíciles en el género: belleza y credibilidad, esa
credibilidad que deviene en frío helado corriendo por la espalda. La clave del
buen terror está en lo físico, en lo corporal que el lector no puede dominar en
ese momento o bien, luego, cuando las imágenes le tomen el recuerdo.
Si bien es cierto que la columna vertebral de
las tres historias es el mismo escenario, la narración se irá disparando hacia
atrás y viajará al norte del país o quedará en el presente miserable y oscuro
de la ciudad apestada. El aire lleno de muerte de la Buenos Aires afiebrada
será propicio para los aparecidos, el misterio brutal o las confesiones
impactantes de alguien que espera la muerte pronto y decide pasar a otros su
vivencia con el terror.
El trabajo con la historia que aparece en “Las
esferas invisibles” es una relojería compleja, quizá de la misma manera en que
trabaja uno de los protagonistas de “La ruta de la mangosta”, la tercera
nouvelle del libro. Al igual que el protagonista “borra la muerte” en la
expresión de los difuntos y los fotografía como si durmieran un sueño cálido,
Muzzio maquilla la historia convirtiendo el dato en un trastoque conveniente
hacia lo gótico, no hace más que narrar lo pasado con una puerta hacia lo
dudoso e incomprobable, y con ello, tan verosímil como increíble.
No se trata de novuelles históricas plagadas de
referencias epocales que hacen un tedioso informe de manual escolar o link de
Wikipedia, sino que es la historia con otros ojos, sencilla, tal como sucedió
pero con pimienta, con delirios de abscenta o con íntimas confesiones del dolor
y el espanto. Lo que no vimos también carga el terror de lo posible.
Con una reminiscencia borgiana en el manejo de
la prosa por la firmeza con la que el autor construye cada escenario narrativo
y además en el modo de crear una mitología haciendo uso de la historia
traficada, las nouvelles de Diego Muzzio conforman una tríada especial para el
terror local, la forma en que la historia de este sur también puede cargar con
mística y mítica universal potente, porque si hay un modo de ser auténticos es también
creando nuestros propios monstruos, nuestro horror local.
“Las esferas invisibles” consolida una
colección necesaria para la creación y recreación del género horror/terror
ahora que la letra escrita con sombra parece tener el lugar que se merece en la
consideración académico-crítica. Diego Muzzio puso en escena una gran apuesta
en el panorama del pánico orillero.
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