Que tú sufras lo que yo sufro: entrevista al escritor Claudio Burguez


Fotografía: Paola Scagliotti // Fuente: cooltivarte.com

Quizá inicialmente hayamos conocido a Claudio Burguez como poeta. Los de mi generación al menos. Algunos hermanos mayores, lo conocieron además como performer y como gestor cultural al frente del mítico reducto under de principios de los 90´, “Amarillo”, junto con su hermano Raúl, y el también escritor y performer Gabriel Richieri, o participando de diversos colectivos performáticos.
Lo cierto es que hoy es un referente de la movida literaria montevideana, asiduo participante de slams y otros ciclos u organizador de algunas instancias para la poesía, la puesta en voz y otras menesundas artísticas. Esta vez, sin embargo, Claudio aparece con un libro que, quienes lo hemos visto en algunas lecturas, sabemos que promete hace tiempo. “Las cosas que quiero no se quieren entre sí” salió por fin este año en un logradísimo trabajo de la editorial Pez en el hielo; qué mejor lugar para que esta serie de relatos neuróticos y oscuritos se sintieran cómodos.
El libro de Burguez presenta una serie de cuentos cortos que, bien distintos entre sí, guardan el mismo espíritu “pesado” del sentimiento alejado de lo light, de lo intenso, del cachetazo bien dado; por ternura, por crudeza o por terror. 
Entre las efemérides de reducir el cuerpo de un padre y terminar en llamas, o las alucinaciones fatales de un pichi barrial, hasta las vueltas y rastreos de un personaje para escribir un informe periodístico, las historias que propone el autor tienen ese “qué se yo” que también tiene su poesía; decir una cosa pequeñita que al mismo tiempo guarda la posibilidad de una bomba atómica.
El libro es un aparentemente inofensivo frasco que en realidad tiene veneno, y cuyos relatos llevan al lector en un ritmo anfetamínico desde el principio hasta el fin. Con los márgenes borrosos de la poesía, el cuento y la crónica, “Las cosas que quiero no se quieren entre sí”, muestran más allá de eso, un sello muy definido, una intención clara. Un lenguaje moldeado, trabajado, apropiado.
Al respecto de su literatura, charlamos con Claudio Burguez.


1)        Después de tu tiempo ejerciendo la poesía, ¿había una necesidad del relato? ¿qué te dio la escritura de estos cuentos?

Para empezar quiero dejar de pensar en los viejos términos: poesía/prosa. Porque mi poesía, por ejemplo siempre fue sustantivada, casi un proto-relato que para describir climas o estados usaba objetos y paisajes. Esa fue mi reacción a la escritura excesivamente adjetivada que leía, de más grande fui consciente que los objetos y los paisajes son una elipsis perfecta de lo que pensamos y sentimos. Elipsis porque yo les concedo una otredad y ellos imponen su propia fuerza gravitacional a nuestras intenciones.
Yo de adolescente escribía cuentos cortos, luego me enamoré de la poesía y de un montón de canciones.
Luego tuve la necesidad de volver y de “abrir” determinados poemas, que me parecía tenían nodos densos, hasta transformarlos en relatos. Y volví a disfrutar de ese tránsito, porque lo bello de la poesía es esa cápsula concentrada, la poesía es violencia pura.

2)        El lenguaje del libro conserva cierto “tono” rastreable en tu poesía, ¿coincidís en eso? ¿tenés “obsesiones” de escritor?

Si puede ser, mis obsesiones son materia prima, me demostraron fidelidad y que algo tenían para decir, pero “obsesiones de escritor” no sé, no soy del tipo escritor cliché que vive sufriendo y transforma eso en literatura.  

"Las cosas que quiero no se quieren entre sí".
Claudio Burguez. Pez en el hielo Ediciones. 2019
      3)        ¿Qué cosas no pueden faltar en tu ejercicio particular de la escritura?

Creo que te referís al ejercicio mismo y no a los elementos que la componen, ¿no? Yo trabajo mucho los textos, corrijo obsesivamente porque me gusta contar de manera simple e irreductible (eso viene de la poesía). Entonces necesito tiempo. Necesito también moverme, viajar, da igual si es cerca o lejos. Y también necesito estímulos no literarios (cine, artes visuales, música, té, vino, mucha calle, me gusta escribir en bares), en determinado punto busco que mi literatura no se alimente de literatura. Preciso proteína fresca para que yo la pueda convertir. 
   
4)        ¿Cuál es el origen de estos relatos y el eje “heavy” que los une?

Los relatos tienen tonos bien diferentes, por eso el título. Son canciones de un disco donde me permito incluir todos mis diferentes registros. Pero si querés todos persiguen cierta intensidad y algo de humor negro, en todos la cámara está mostrando algo y fuera de cuadro pasan otras cosas, lo realmente importante.
En cuanto al libro, está dedicado a mi hermano, Raúl Burguez, que fue una guía intelectual fundamental. Era fotógrafo, y en ese sentido los cuentos están llenos de imágenes y escenarios (en su mayoría están escritos en presente) y por eso muestro, por primera vez, fotos mías que a su vez cuentan cada una, una historia diferente. Técnicamente, Las cosas que quiero…, podría ser un foto-libro.

5)        Felipe Polleri es quien comenta el libro en la contratapa, ¿se puede hablar de una influencia polleriana en la creación de “momentos cachetazo” que tiene el libro?

Sí, Polleri podría ser una de las influencias nacionales. Su libro "La vida familiar", más concretamente, es extraordinario.

6)        ¿Qué otros autores o artistas podrían estar como ingredientes de ese guiso oscuro que es el libro?

La música fantasmagórica de Leyland Kirby, la poesía de mi hermano, algo de Foster Wallace, Idea Vilariño, el primer Cave.

7)        ¿Hay una narrativa-otra de la imagen? No sólo por el uso de fotografías como lenguaje, los cuentos tienen una presencia visual muy fuerte.

Si, un poco te lo comento en las otras preguntas, será que siempre quise hacer cine y algo de eso estudié hace tiempo. Creo que los cuentos muestran, sin juzgar, pedazos de mundos que conviven sin mucho éxito con "el mundo real", pero la idea era ir más allá y lograr, desde la obra de la tapa (Juan Fielitz), el papel elegido y el diseño gráfico, que el relato tenga un mismo tono, un mismo clima con los textos. Esto es algo que los editores (Dani Oliva y Gonza Baz y equipo de Pez en el Hielo) cuidaron especialmente, ellos hicieron un tremendo trabajo, desde la edición y corrección hasta los detalles más chiquitos. 

8)        ¿Qué géneros de la narrativa te interesan? ¿Podíamos inscribir al libro en ir y venir entre el thriller y el terror?

Leo todos los géneros, crónica, terror, policial, ciencia ficción, pero hoy me interesa un estilo híbrido, algo que no esté casado con los clichés de ningún género. Me gusta que el relato pueda seguir trabajando adentro tuyo de la forma que sea y creo que el extrañamiento o la inquietud pueden generar eso, es otra forma de reflexión más inconsciente.

9)        ¿Creés que podría haber en tu forma de narrar una herencia ética/estética de la movida under de los 80-90?

Es una buena pregunta, no soy muy consciente pero yo sé que traigo cosas porque vengo de ahí, participé en mil “movidas under” 80-90, me formé allí, esa música, ese cine, esos libros de Anagrama, aquel aburrimiento pastoso. Igual en lo personal no me interesa ser una "voz de mi generación", en ese sentido me siento un degenerado, incluso un traidor. No soy nostálgico en absoluto y eso en Uruguay es una insolencia.   




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